31 Trifón, procediendo insidiosamente con el joven rey Antíoco, le
dio muerte.
32 Ocupó el reino en su lugar, se ciñó la diadema de Asia y causó
grandes estragos en el país.
33 Simón, por su parte, reconstruyó las fortalezas de Judea, las rodeó
de altas torres y grandes murallas con puertas y cerrojos, y
almacenó
víveres en ellas.
34 Además escogió Simón hombres que envió al rey Demetrio
intentando conseguir una remisión para la región, dado que toda la
actividad de Trifón había sido un continuo robo.
35 El rey Demetrio contestó a su petición y le escribió la
siguiente
carta:
36 «El rey Demetrio saluda a Simón, sumo sacerdote y amigo de
reyes, a los ancianos y a la nación de los judíos.
37 Hemos recibido la corona de oro y la palma que nos habéis
enviado y estamos dispuestos a concertar con vosotros una paz completa y a
escribir a los funcionarios que os concedan la remisión de las deudas.
38 Cuanto hemos decidido sobre vosotros, quede firme y sean
vuestras las fortalezas que habéis construido.
39 Os perdonamos los errores y delitos cometidos hasta el día de hoy
y la corona que nos debéis. Si algún otro tributo se percibía en Jerusalén,
ya no se exija.